En Uruguay, según datos del Sistema de Información para la Infancia del
Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay (INAU) 2013, se
registraron 1.319 hechos de violencia hacia menores de edad, lo que
significa un promedio de tres casos por día. En el 44% de los casos los
agresores fueron los padres biológicos. Apenas estas cifras alcanzan
para tomar una dimensión de lo terrible del problema.
Problema que se agrava especialmente en casos de niños por lo difícil
de detectar, por saber cómo abordarlos y por tener el cuidado de no
revictimizar al niño que, como si fuera poco su calvario, normalmente se
siente culpable de denunciarlo. Ayer, en la Universidad Católica del
Uruguay la especialista en el tema, Luisa Habigzang, de la Universidad
Católica de Río Grande, dio un taller denominado “Violencia contra niños
y adolescentes – evaluación e intervención”.
Entre otras cosas,
presentó allí su Programa Superar que es una intervención en grupo,
fundamentalmente lúdica, para niños y niñas abusados sexualmente. “Hay
muchas ventajas de trabajar en grupo, es un sistema más positivo porque
reduce la estigmatización del niño, que cree que eso solo le pasó a él”,
contó a LA REPÚBLICA Habigzang. Los grupos se dividen por la edad, por
ejemplo, de 8 a 12 años y 12 a 16 años.
El sistema además tiene la
ventaja de acortar tiempo ya que los niños a veces quedan meses
esperando en una lista para ser atendidos, así se acortan los tiempos de
atención que son vitales para el niño. “Hay muchos casos en que el
agresor es el padre. Son casos muy difíciles, porque el niño tiene una
relación de amor. Porque el padre no es malo todo el tiempo y a la vez
es su agresor”, explicó Habigzang, que atendió unos 120 casos cuando
coordinó por ocho años un servicio de atención de estas situaciones en
Brasil.
Fuente Diario La República.
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